sábado, abril 15, 2006

COMO DAR MALAS NOTICIAS...

Un señor estaba en su mejor ronquido cuando suena el teléfono a las tres de la
mañana.
Aló, ¿doctor? Habla Arístides, el capataz de su hacienda.
Hola, Arístides, ¿Pasó algo grave?
No, nada serio, doctor, solo quería avisarle que su lorito murió.
¿Mi lorito? ¿El que compré el mes pasado?
Sí, patrón, ¡ese mismo!
¡Contra, qué lástima! Yo que había pagado una pequeña fortuna por él. Pero...¿de
qué murió?
Comió carne podrida.
¿Y quien le dio carne podrida?
Mire doctor, él se la comió de uno de los caballos que estaban muertos.
¿Qué caballos?
Dos de sus caballos pura sangre. Los
pobres, se murieron de cansancio por tener que jalar la cisterna de agua.
¿Y por qué jalaban la cisterna de agua?
Para apagar el fuego.
¿Fuego?... qué fuego, ¿donde?
En su casa, patrón, una vela se cayó debajo de una cortina y prendió fuego a la
casa.
¿Vela? ¿Quien encendió una vela si la casa tiene electricidad?
Fue una de las velas usadas en el velorio.
¿Velorio? ¿Cual velorio?
El velorio de su mamá, patroncito. Ella llegó de madrugada sin avisar y yo le
metí un balazo pensando que era un ladrón.
¡ ¡ ¡NNNooooooooooooooooooo! ! ! ¡ ¡ ¡ No puede ser ! ! !
¡Ya patrón, NO EXAGERE!, No forme tanto escándalo por un lorito